En la era digital, la seguridad en la nube se ha convertido en un pilar fundamental para las empresas B2B. Con el avance rápido de la tecnología y el aumento constante de las amenazas cibernéticas, entender y aplicar medidas de seguridad robustas no es solo una opción, es una necesidad imperante.
Este artículo es una exploración esencial de los fundamentos de la seguridad en la nube, diseñada para gestores de TI y líderes empresariales que buscan proteger sus activos digitales en un entorno en constante cambio. Aquí, desglosamos los conceptos clave, las prácticas recomendadas y las responsabilidades compartidas entre clientes y proveedores de nube para crear un ecosistema seguro y confiable.
La seguridad en la nube no solo se compone de buenas prácticas y tecnologías avanzadas; es la sinergia de esfuerzos entre clientes y proveedores de servicios en la nube. Esta colaboración estratégica es vital para proteger los ecosistemas en la nube de manera efectiva. Mientras que los proveedores se encargan de la infraestructura de seguridad, los clientes deben gestionar la seguridad de sus datos y aplicaciones.
Es crucial conocer a fondo los modelos de responsabilidad compartida de nuestros proveedores de servicios en la nube. Estos modelos son el mapa que nos guía hacia una seguridad en la nube transparente y bien definida, permitiéndonos establecer un entorno de confianza y control.
Comprender el alcance de la seguridad en la nube es fundamental para establecer defensas robustas en nuestro entorno de cloud computing. Se trata de una armadura multidimensional que salvaguarda desde la infraestructura física hasta el último byte de datos. Veamos las capas de protección que la seguridad en la nube brinda:
Cada uno de estos elementos, si bien distinto en función y forma, es esencial en la arquitectura de seguridad de la nube. La protección eficaz requiere una estrategia que los abarque todos, asegurando la integridad de nuestro entorno en la nube.
La seguridad en la nube se aborda desde dos perspectivas principales: los tipos de servicios en la nube y los entornos de la nube. Cada servicio en la nube, ofrecido por proveedores externos, permite diferentes grados de gestión de componentes:
Servicios en la nube
En este el proveedor gestiona elementos fundamentales como la red física y el almacenamiento de datos, permitiendo a los clientes acceder remotamente a través de la red. Esto varía desde servicios de Software como Servicio (SaaS), donde el proveedor administra casi todos los aspectos técnicos, hasta servicios de Infraestructura como Servicio (IaaS), que otorgan al cliente un mayor control sobre el sistema operativo y la infraestructura computacional.
Estos entornos definen cómo se implementan estos servicios, afectando la distribución de responsabilidades de seguridad. Los entornos pueden ser públicos, compartiendo recursos con otros usuarios; privados, ya sea gestionados por terceros o internamente por la propia empresa; o híbridos, que combinan aspectos de entornos públicos y privados.
Entender estas estructuras es vital para implementar una estrategia de seguridad en la nube eficaz que proteja tanto a usuarios individuales como a organizaciones completas.
La seguridad en la nube se diseña para cumplir objetivos operacionales esenciales. Estos objetivos se centran en la protección robusta de los datos y sistemas, la prevención proactiva de amenazas y el cumplimiento riguroso de las regulaciones legales. Veamos cómo se traducen estos objetivos en acciones concretas:
Cada una de estas metas se apoya en herramientas técnicas avanzadas, como el cifrado y las VPNs, y en la gestión meticulosa de accesos y privilegios a través de soluciones de IAM.
Los fundamentos de la seguridad en la nube se asientan en tres pilares básicos que forman el núcleo de todas las estrategias de protección y defensa. Estos principios son esenciales en cualquier arquitectura de seguridad en la nube:
Controlar rigurosamente el acceso a la infraestructura, otorgando privilegios únicamente a usuarios identificados y verificados, con una gestión segura de identidades. La autenticación multifactor (MFA) y la federación de identidades se destacan como prácticas recomendadas.
No importa si son los datos que tenemos almacenados en una o varias bases de datos, on premise o en la nube, datos almacenados en discos de máquinas virtuales o datos almacenados en aplicaciones SaaS como O365. Garantizar que la información permanezca inalterada y confiable es fundamental contar con sistemas de control de cambios y copias de seguridad efectivos para la auditoría y recuperación de datos.
Por lo que es importante implementar un sistema de control de cambios para detectar y auditar las modificaciones que se realizan, así como un sistema de copias de seguridad, que nos permita recuperar la información en caso de necesitarlo.
Las aplicaciones y la infraestructura computacional, desde los endpoints hasta los entornos de red, se deben mantener protegidos en todo momento. Esto implica integrar la seguridad desde las etapas iniciales de desarrollo de aplicaciones y mantener una vigilancia constante sobre la gestión de secretos y la actualización y parcheo de sistemas
Debemos asegurar de que las aplicaciones se mantengan seguras en todo su ciclo de vida, lo que llamamos shift left. Donde no solo se administra la seguridad, sino que se desplaza a la izquierda durante todo el proceso, desde el desarrollo, la salida a producción y retiro de la aplicación.
Y si tenemos desarrollo de aplicaciones, es fundamental que el manejo y almacenamiento de los secretos confidenciales de las aplicaciones deba ser algo consensuado entre el área de desarrollo y el área de seguridad. Es primordial hacer que la seguridad sea un requisito para el diseño de todo el desarrollo de aplicaciones y no que sea lo último en ser integrado en el diseño, esto es clave.
Así mismo mantengamos el acceso seguro a nuestras máquinas virtuales, donde se limite la comunicación entre los recursos o restringir el acceso entrante o saliente de internet, cuando corresponda. Adicional, es fundamental que implementemos la protección de endpoints, así como es un requisito mantener los sistemas actualizados y debidamente parcheados.
La seguridad en la nube debe adaptarse a las variaciones entre proveedores y especialistas, pero lo fundamental es mantener una visión clara de nuestros objetivos de seguridad y equipar nuestra organización con las herramientas adecuadas para gestionarla efectivamente.
La seguridad en la nube, aunque robusta, no está exenta de riesgos. Es crucial reconocer y entender estos riesgos para implementar las contramedidas adecuadas. Algunos de los problemas de seguridad más comunes en la computación en la nube son:
Riesgos de infraestructura
La incompatibilidad con sistemas heredados y las posibles interrupciones en los servicios de almacenamiento de datos de terceros pueden comprometer la integridad de la nube.
Los errores humanos, como una configuración incorrecta de los controles de acceso, pueden abrir puertas a brechas de seguridad inadvertidamente.
Actores malintencionados utilizan tácticas como malware, phishing y ataques de DDoS para infiltrarse y dañar los sistemas.
El reto distintivo de la nube es la ausencia de un perímetro definido, una realidad que demanda un enfoque en la seguridad más centrado en los datos y no solo en la defensa perimetral.
Los ciberdelincuentes explotan credenciales débiles y comprometidas para acceder a redes y, a partir de ahí, pueden usar interfaces de la nube mal protegidas para extraer datos valiosos. La ciberseguridad en la nube debe ser omnipresente, protegiendo los datos en tránsito y en reposo.
Además, la dependencia de servicios de terceros y la conectividad a Internet introducen vulnerabilidades. Interrupciones como cortes de red o energía no solo impiden el acceso, sino que pueden resultar en pérdidas de datos. Incidentes como el corte en un centro de datos de Amazon resaltan la importancia de mantener copias de seguridad locales y estrategias de redundancia de datos.
Estos riesgos subrayan la necesidad de una estrategia de seguridad en la nube multifacética que incluya la protección de la infraestructura, la gestión de identidades y el cumplimiento de políticas de seguridad y privacidad.
En la actualidad, con más del 90% de las grandes empresas adoptando la computación en la nube, la seguridad en la nube se ha vuelto un componente esencial de la ciberseguridad corporativa. Servicios de nube privada y otras infraestructuras de alto nivel son cada vez más viables para organizaciones de gran tamaño. Sin embargo, es crucial que los departamentos de TI internos se encarguen de mantener la integridad de toda la red.
Para un uso empresarial a gran escala, la seguridad en la nube puede ser mucho más flexible con algunas inversiones estratégicas en infraestructura.
He aquí algunos principios fundamentales para tener en cuenta:
Desactive y cierre correctamente los servicios o software que ya no utiliza. Las cuentas obsoletas e inactivas pueden convertirse en puertas de entrada para ciberataques si presentan vulnerabilidades sin parchear.
Refuerce la seguridad de los datos sensibles con MFA, ya sean datos biométricos o códigos enviados a dispositivos móviles. Aunque requiere más tiempo, es esencial para la protección de información crítica.
La segmentación de datos es crítica cuando se manejan grandes volúmenes de información. Asegúrese de que sus datos estén cifrados o segmentados lógicamente para un almacenamiento separado. Los servicios de nube híbrida pueden ofrecer ventajas significativas en este aspecto.
Es vital educar a los empleados para evitar el uso de servicios de nube no autorizados. Los datos confidenciales transmitidos a través de canales no seguros pueden exponer a su empresa a amenazas cibernéticas o problemas legales.
Por tanto, ya sea para un usuario individual, una PYME o una empresa a nivel empresarial, es fundamental asegurar su red y dispositivos. Esto comienza con una sólida comprensión de la ciberseguridad a nivel de usuario y la garantía de que su red y todos los dispositivos conectados estén protegidos por una solución de seguridad robusta y orientada a la nube.